Noticias EnfermeríaNovedades Amir Enfermeríafarmacos antiparkinsionianos

La enfermedad de parkinson es uno de los temas más importantes para el EIR. Presta especial atención al apartado dedicado a antiparkinsonianos (donde debes conocer todo sobre la L-Dopa, el fármaco estrella), y también al neurolépticos. Dos apartados anteriormente muy preguntados pero que han ido perdiendo importancia en los últimos años son antidepresivos y anticonvulsivantes.


La enfermedad de Parkinson

está producida por la degeneración de algunos centros extrapiramidales del SNC. Como consecuencia de esto se producen cuatro síntomas cardinales: temblor de reposo, rigidez muscular, bradicinesia (lentitud de movimientos) e inestabilidad postural. Todas estas manifestaciones están condicionadas por el déficit de dopamina (producida habitualmente por la sustancia negra que degenera) en el cuerpo estriado, y un aumento relativo de acetilcolina.

Levodopa o L-Dopa / Carbidopa-Benserazida
Es el fármaco más utilizado de todos los antiparkinsonianos. La dopamina no se puede usar como fármaco porque no atraviesa la barrera hematoencefálica (BHE), sin embargo, sí su precursora, la L-Dopa. Es el fármaco más eficaz en general, pero especialmente sobre la bradicinesia. Se utiliza habitualmente asociada a carbidopa o a benserazida,
que inhiben la dopa-descarboxilasa extracerebral, por lo que favorecen que la L-Dopa sólo se transforme en dopamina en el cerebro. La L-Dopa compite con las proteínas de la dieta para la absorción a nivel del tracto intestinal, y también para atravesar la BHE, por lo que durante el tratamiento habrá que ajustar su cantidad en la dieta (EIR 10, 23) y se pautará siempre para tomarse al menos 30 minutos antes de las comidas (EIR).

farmacos antiparkinsionianosEfectos adversos
– Precoces.
En la mayor parte de los casos los pacientes sufren alteraciones gastrointestinales (náuseas, vómitos y anorexia). También es frecuente la hipotensión postural (EIR).
– Tardíos.
Tras 1 o 2 años de tratamiento aparecen los efectos adversos en el SNC. Consisten sobre todo en discinesias y en una
variabilidad motora en el grado de respuesta (fenómenos on-off y wearing off). Los fenómenos on-off o fluctuaciones motoras consisten en que en el pico de dosis el paciente presenta movimientos anormales (discineasias, o fenómeno “on”), mientras que en el valle presenta fenómenos “off” que consisten en brusca bradicinesia o temblor. Los fenómenos wearing off o deterioro fin de dosis consisten en una disminución en la duración de la acción de la L-Dopa, de modo que los pacientes presentan rigidez y bradicinesia pocas horas después de la última toma.

Estos efectos tardíos pueden llegar a afectar más al enfermo que la propia enfermedad, por lo que el inicio del tratamiento con L-Dopa debe retrasarse lo posible. Debe informarse al paciente de que la supresión brusca del tratamiento exacerba la enfermedad por efecto rebote (EIR). También aparecen trastornos psiquiátricos como excitación, pesadillas o alucinaciones.

Otros fármacos antiparkinsonianos (EIR)

Agonistas dopaminérgicos
Efectos similares a la L-Dopa, pero menos eficaces, con disminución del beneficio a largo plazo. Se utilizan sólo como coadyuvantes para disminuir la dosis de L-Dopa, o en monoterapia en fases precoces de la enfermedad. Algunos ejemplos son bromocriptina y lisurida (producen náuseas y alucinaciones) y pergolida y los nuevos agonistas dopaminérgicos no ergóticos (rotigotina, pramipexol y ropinirol), con mayor cantidad de efectos adversos psiquiátricos.
Amantadina
Antivírico que puede mejorar el temblor. Puede provocar livedo reticularis, confusión y edemas en tobillos. Buena para las discinesias y fenómenos “on” por L-Dopa.
Selegilina y rasagilina
Únicos neuroprotectores (frenan la evolución de la enfermedad). Inhibidores de la MAO-B. Sin efectos secundarios graves.
Entacapona
Inhibe la enzima catecoloximetiltransferasa, por lo que mantiene más altos los niveles de L-Dopa, habitualmente asociada a carbidopa /benserazida.
Anticolinérgicos
Estos fármacos, entre ellos el biperideno, están actualmente obsoletos en la enfermedad de Parkinson. Se usan en algunos casos de distonías agudas.sarse lo posible. Debe informarse al paciente de que la supresión brusca del tratamiento exacerba la enfermedad por efecto rebote (EIR). También aparecen trastornos psiquiátricos como excitación, pesadillas o alucinaciones.

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